Cuando cae la niebla
y la habitación se puebla
de gatos negros sin ojos
que te miran;
y un fantasma desfallece,
y hasta en las puertas parece
que se quejan los cerrojos
y suspiran:
Una molécula, un dedo,
una mano, un brazo, un miedo
ahuyentado por un hombro,
por un cuello;
una boca, una nariz,
unos ojos un desliz
por el intrincado asombro
de un cabello.
Y sería...
Una nuca, una espalda,
unas caderas sin falda,
unas piernas, unos pies
y elevarse
a un vientre, a unos pechos
y otros dedos que se han hecho
mano, brazo y hombro que es
duplicarse.
Y una frente, unas mejillas,
y también unas costillas,
que no hay corazón sin rejas
ni sin lima;
y que nada quede ausente:
oídos, nombre, subconsciente...
que no le falten ni las cejas
a esta rima.
Y sería
algo más que anatomía,
más que la lucha insegura
de dos pesos;
y sería
algo más que geografía,
todo un golpe de ternura
tras los huesos.
Y sería
un dormitorio la noche
donde el alma son dos pieles
contra el frío,
y sería
la madrugada un derroche
cuando hasta en las puertas duele
el vacío.
Y sería el mundo una mujer,
y sería, tal vez, ser.
Cuando duermen las esquinas
y no eres tú el que caminas
llenando de pasos lentos
el pasillo;
y una sombra se desliza
por la cama y agoniza,
y ni ahogarse en lamentos
es sencillo:
Una molécula que ama
y el milagro de una cama
la transforma en dedos llenos
de gozo a mares;
y unos hombros, unos brazos
que te encarcelan sin plazos,
un cuello en el que lo de menos
son los collares.
Y sería...
Una boca que habla a besos,
una nariz que en sus excesos
me trae al alma el soplido
de la nada;
y unos ojos que me miran
como los míos la admiran,
y un cabello de ángel, caído
en cascada
por su nuca de diván,
por su espalda tobogán
para un niño, ¡vaya juego
de caderas!;
unas piernas por donde ando
con mis manos modelando
y unos pies con los que llego
donde quiera.
Y sería
algo más que anatomía,
más que la lucha insegura
de dos pesos;
y sería
algo más que orografía
todo un golpe de ternura
tras los huesos.
Y sería
un dormitorio la noche
y dos pieles se enamoran
contra el frío,
y sería
la madrugada un derroche
cuando los pasillos lloran
su vacío.
Y sería el mundo una mujer,
y sería, tal vez, ser.
Y un vientre donde se sacia
mi hambre sin el "muchas gracias"
que nunca da de comer
al deseo;
unos pechos donde noto
a Dios sin ser devoto,
y aunque no sepa creer
también creo.
Una frente iluminada,
unas mejillas, llamaradas,
y un corazón fugitivo
de su pecho;
oír su nombre al sentir
la sinrazón de vivir,
no ser verso estar vivo
sino un hecho.
Y sería
algo más que anatomía,
más que la lucha insegura
de dos pesos;
y sería
algo más que geografía,
todo un golpe de ternura
tras los huesos.
Y sería
un dormitorio la noche
donde el alma son dos pieles
contra el frío,
y sería
la madrugada un derroche
cuando hasta en las puertas duele
el vacío.
Y sería el mundo una mujer,
y sería, tal vez, ser.
Y sería
todo demasiado leve
para poder hacernos daño
después de esto;
y sería
la noche del veintinueve
del segundo mes de un año
no bisiesto.
Francisco De La Uz.-
Lo podés leer en...
EL CAJÓN DE ARRIBA
EL CAJÓN DEL FONDO
9 de mayo de 2007
Y Sería...
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2 comentarios:
Una poesía preciosa, una noche transformada, en ilusiones.
Un abrazo.
me dejas sin palabras...
bellas palabras que se quedan flotando
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